a buena comida es de tradición y Thérèse Pastelería Gourmet no es la excepción. Todo se remonta a principios de 1900 cuando Doña Queta enseñaba a su hija Teresita el arte de la repostería; no pasó mucho tiempo para que Teresita empezara a demostrar una gran habilidad para aplicar e incluso modificar las recetas de Doña Queta; así fue como, con un puñito de esto… un chorrito de aquello… y la famosa pizca de sal, daba lugar a grandes creaciones, mismas que sin imaginarlo, pasarían de generación en generación